10 impresiones 10

 Buenos días o tardes o noches, en lo que estés:

Hace pocos días, Yumeki, revista especializada en entretenimiento publicó los resultados de una encuesta chusca. Se preguntó a turistas qué es lo que más le impresiona de Japón y obtuvo una lista de 9 aspectos destacados (el artículo en español está aquí).
Me pareció una buena idea y ahora voy a intentar hacer la lista de lo que más me ha impresionado en Japón.
Es bueno tener en cuenta los siguientes antecedentes. La japonesa es la tercera economía del mundo, es un país de alrededor de 130 millones de personas, su capital es una ciudad que parece sacada de una película de ciencia ficción, es una isla, es la nación que mejor fama tiene de estar a la vanguardia de la tecnología y es el único país en el mundo donde existe un emperador.
En el otro lado estoy yo, que provengo de un país cuya economía está en algún lugar del ranking mundial, con una décima parte de la población del Japón, es un territorio dentro de un gran continente, con una identidad que se desplazada jabonosa por el "gringuismo" todos los días, donde la mayor innovación es la rueda (sí, es una exageración, sabrán disculpar). Todo esto como antecedentes, no como fundamentos para una comparación.
Esta es la lista de 10 aspectos que me llaman la atención, sin que tengan orden de preeminencia:
1.- El orden: todo funciona bien porque los japoneses son ordenados. Esta es una derivación de la tradición budista. Los principios de obediencia y lealtad fácilmente se convirtieron en el concepto del orden, de la responsabilidad con la sociedad, sobre todo cuando el país dejó de pensar en las guerras como una opción para su desarrollo.
2.- La amabilidad: hay la tendencia de mal acostumbrarse a la amabilidad. Es permanente y general. Ha habido casos de japoneses que practican lo contrario, pero lo común es que sean amables hasta el extremo. Cuando fuimos a comprar la televisión la vendedora no sabía inglés ni sabían otras tres personas a las que recurrió para tratar de entender nuestros gustos. Pues fueron a un almacén ubicado dos cuadras más allá para llevar al vendedor de otro almacén, sabían que hablaba inglés. La venta se cerró con complacencia general y con una serie interminable de venias.
3.- La falta de cariño físico: en un país de tanta amabilidad, el contacto físico es inexistente. Las demostraciones de cariño son escasas y difíciles de encontrar. Su forma de ser, su naturaleza, les permite demostrarse cariño sin contacto físico, algo que para un latino es inconcebible. Me contaban de un profesor que, a su vez, contaba que la última vez que se había dado un abrazo con su padre había sido cuando tenía 11 años. Tenía entonces 40. En el instituto donde estudiaba japonés se hizo una clase en la que los estudiantes mostrábamos cómo nos saludábamos en nuestros países. Once países estaban ahí y pedí un voluntario para mostrar como saludaría yo a un amigo con el que me encuentro en la calle. La cara del voluntario japonés era de terror, no entendía como me había atrevido a violar así su espacio. Abrazar a un japonés es un deporte extremo.
4.- Un japonés se viste como le da la gana: y a nadie le importa cómo se vista una persona. Incluso a muchas personas no les importa cómo se visten ellas mismas. En general, los tokiotas se visten muy bien, en el sur es más relajado. Pero es todo un espectáculo sentarse en un café a ver pasar gente en un desfile de modas de una diversidad pavorosa. Los "japanese salary men" vestidos de traje negro y camisa blanca, las niñas con pantalones cortos de tela jean y colores pastel; los que usan pantalones de lunares, camisa de líneas, sombrero de cuadrados, corbata de avioncitos y medias de diferentes colores. Me ha impresionado lo poco que les importa lo que piensen los demás con respecto a lo que usan. Lección importante.
Mando de un retrete tecnológico
5.- La tecnología: Vamos por un ejemplo. Uno entra al baño, cierra la puerta y la tapa del inodoro se levanta automáticamente. La rueda donde debe asentar las posaderas esta tibia y solo con pulsar un botón se puede escoger una música relajante o el sonido del agua, que a muchos les ayuda a activar el sistema digestivo. Realizada la deposición de rigor, a través de un botón se activa el sistema que procederá a limpiar el área que se ensució con agua calentada a una temperatura según el gusto del usuario. Chorros de aire tibio secarán la parte en cuestión y el orificio terminará reluciente luego del acto de expulsión de desechos. Cualquier cosa que el habitante de un país subdesarrollado sueñe en materia tecnológica ya está inventado en el Japón y mucho de esos desarrollos sirven para mejorar la calidad de vida de las personas.
6.- La lucha por el centímetro: tienen dos habilidades muy interesantes: la capacidad de adecuar espacios muy pequeños para la vivienda y la capacidad de habitar felizmente en esos espacios. La presión de los habitantes por el espacio es muy grande, Japón es un país insular y es difícil expandir su territorio, por lo que los espacios son cada vez más chicos. De los famosos hoteles "cápsula" (ver este blog), pasando por los nuevos conceptos de vivienda, la lucha por el espacio se gana todos los días. Y se libra en la vivienda, en las oficinas, en espacios de tres metros de frente en los que se construyen edificios.
Fotografía tomada de http://www.designboom.com
 7.- La capacidad de comer y de no engordar: hay que ver a un japonés llegar a restaurantes que no tienen mesas, sino una barra que rodea a la cocina, pedir un rámen y sampárselo sin pudor en cinco minutos. Es una experiencia fascinante. Comen mucho y a toda velocidad, pero no hay gordos. Es decir, hay pocos gordos (y los gordos de verdad son los luchadores de sumo), la enorme mayoría son delgados, vitales, de mejillas rosadas, saludables. Parece ser que es la suma de dos factores: el tipo de alimentación y la cantidad de ejercicio. La mayoría de la comida es cocinada con casi nada de aceite y muy poca sal; además, el té verde, que se toma en grandes cantidades, ayuda a digerir rápidamente las grasas. Por otro lado, se camina mucho. Es decir, a parte del deporte que pueda practicar cada uno, es una costumbre caminar de aquí para allá (y ahorrar unos yenes), con celeridad.
8.- Las venias: ha pasado el tiempo y sigo impresionado por las venias, la muestra de protocolo más común de la vida diaria de los japoneses. Hablé ya sobre el origen y los usos de las venias (en este vínculo) pero las sigo encontrando y me siguen sorprendiendo. Dos ejemplo: cuando se debe ir al cajero automático para retirar dinero y se ha terminado la transacción aparecen una animación en la pantalla con dos personajes que hacen su venia. Y la segunda, hace poco me fijé en un caballero que hablaba a través de su teléfono móvil, se notaba que estaba terminando la conversación y que agradecía profundamente la atención de su interlocutor que estaría a kilómetros de ahí; y hacía venias, mientras aplastaba el botón para terminar la llama hacía venias, muchas venias. Me impresionan. Y me gustan, poco a poco me voy convirtiendo en un tipo que hace venias, las hace con frecuencia y perfecciona el grado de inclinación adecuado para el uso justo.
Devotos frente a un altar
9.- La manera de ser religiosos: el rito diario que se hace frente a los templos y altares es simple: se hace una venia, se aplaude dos veces, se ora con las manos juntas, se aplaude dos veces, se hace una venia y fin. Me impresiona porque fui formado en una religión de ritos larguísimos y lacrimógenos, que se sustenta en reconocer culpas, así no las haya, en la sensación urgente de pagar por la culpa de existir. Entre el budismo de origen chino y el sintoísmo local, la religiosidad es cotidiana, alegre, con poco formalismo y con bastante libertad. Me impresiona mucho constantar cómo otra religión tiene ritos tan diferentes a aquellos con los que viví. Buena parte de las fiestas religiosas son milenarias, pero la manera de hacerlas es la misma. Un gran túnel del tiempo.
10.- El idioma: en una isla el mar es la frontera. O también es la muralla. Tiene es extraño doble efecto, de parecer que no tiene límite, a pesar de tener la sensación de estar encerrado. Encerrado por la falta de límites. Qué contradicción. Pero es así.
El japonés se inventó en el Japón y solo se habla en el Japón. Es una lengua compleja y sorprendente. Me impresionan las dificultades para aprenderlo porque se necesita, literalmente, colocarse el cerebro al revés.
Les dejo con estas inquietudes. Seguramente a cada quien el Japón le sorprende de diferente manera y está bien, así debe ser.

Hasta luego.

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