La maldición de la página en blanco

Hola todos, bello verles.


Probablemente el que viene a continuación es uno de los temas más manoseados, tanto como hablar del clima, pero vamos ahí, una reflexión más no le hará daño al ecosistema intelectual del mundo (a lo mejor sí, pero me arriesgo).
La página en blanco suele ser el efecto perverso de no tener qué decir o de constatar que en el cerebro está poblado de un enjambre caótico de ideas. El primer estado no es una debilidad, pero no muchos aceptan que esa sensación de vacío existe, es perfectamente humana y tiene una acción paralela valiosísima: el silencio. 
La segunda es la que trae problemas y riesgos. Es difícil priorizar las ideas, todas pesan lo mismo pero se pintan de colores distintos de acuerdo a la necesidad humana. La idea de una flor es perfecta, al menos, para el amor, la elegancia y la muerte. En los tres casos tiene una consistencia diferente, pero ninguna opción individual es esencialmente más valiosa que cualquier de las otras dos. Quiero decir, un clavel rojo en la solapa del traje de un caballero que va a un velorio es una zoquetada, nadie regala una corona de flores a la amada.
Tras estos ejemplos básicos está el barullo que se forma el momento de poner orden a las ideas.
Y los procesos de decantación son harto complicados porque dependen de una mecánica singular. Tenía pensado escribir sobre los maid café en los cuales unas jovencitas no menores a 18 años ni mayores a 22 se visten con un estilo flemático/britácnico/manga/ánime y expresan al cliente su respeto y reverencia de formas casi humillantes para ellas pero mimosas para ellos. Pero no, no ha sido posible todavía abordar esa realidad, porque enseguida se me cruza por la mente la cultura otaku, que se sustentan en el ánime, las manga, las computadoras y los videojuegos: una suerte de arte electrónico.
Pero ni el un tema ni el otro aparece las narices por la neblina del pensamiento y más bien le ponen una música de ascensor nada entusiasta a las ganas de escribir sobre este mundo y el otro.
Y sigo con la página em blanco.

A lo mejor debo hacer silencio y esperar que el día aclare.

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