Tokio olímpico: おもてなし
Mucho gusto de saludar con ustedes:
El valor de la hospitalidad, eso significa la palabra que ha sido usada para el título de esta entrada y que, además, fue insistentemente repetida en la presentación de la candidatura de Tokio para convertirse en la sede de los Juegos de la XXXII Olimpiada.
Las otras ciudades candidatas, Madrid y Estambul, no pudieron superar la oferta de los tokiotas, que dejaron complacidos a los electores del Comité Olímpico Internacional (COI).
A pesar de unas incontenibles pataletas de la prensa española (era la tercera vez que Madrid se postulaba y fue la tercera vez que perdió) la votación a favor de la capital del Japón fue incontestable.
Como ha sido claro, el COI analiza aspectos deportivos y probablemente muchísimos extradeportivos. El recuerdo, todavía caliente, de las manifestaciones en Brasil, sede del próximo Campeonato Mundial de Fútbol, están claras y fueron lecciones bastante duras que aprender.
A pesar de que la COI declara que el espíritu olímpico es su única inspiración, existen factores económicos que son fundamentales y manifestaciones en las calles, muchedumbres con piedras en las manos que son cobijadas por bombas lacrimógenas y matizadas con balas de goma, no ayudan al espíritu y peor aún al negocio del deporte, menos ver niños pobres en las calles.
Japón ganó gracias a sí mismo. Es decir, se mostró tal como es, aunque bien envuelto en un traje occidental, para la sazón occidental.
Las razones expuestas son, la primera e innegable, la amabilidad: probablemente no tiene parangón en el mundo. Si bien los japoneses no son dados a grandes grupos de amigos que se abrazan en la calle y cantan en coro, hay amabilidad que se desborda siempre.
Es la ciudad más poblada del mundo y aún así es puntual. Se ha ofrecido un puntual cumplimiento del cronograma de preparación de las actividades. Y se cumplirá. El eslogan del transporte público es una actitud permanente: "A tiempo todo el tiempo".
Es una ciudad segura. En 2012 la policía de Tokio devolvió a sus legítimos dueños una suma superior a los treinta millones de dólares que se habían perdido o habían sido olvidados. El delito más común es intentar robar el dinero de las máquinas que venden bebidas.
Es una ciudad cosmopolita. Forma parte del trío de "las" ciudades del mundo junto con París y Nueva York, y en muchas cosas las supera. Todo lo que existe en el mundo también hay en Tokio. Todo.
Es la ciudad con el mayor PIB en el planeta. El COI había considerado que Tokio debía presentar garantías para una futura inversión de 4.380 millones de dólares en infraestructura, debe construir el 60% de instalaciones. En este momento ya tiene un fondo disponible de 4.500 millones de dólares.
Mientras las otras candidatas mostraban garantías económicas de aplicación futura, la capital del Japón mostró una lista de las empresas que ya se han comprometido en ser patrocinadores, una veintena de firmas de primer nivel.
De ahí en adelante los mensajes de la promoción incluyen lo que hace de este país una nación extraordinaria. La comida, la tecnología, la tradición, una ciudad futurista y superpoblada que, a pesar de ello, es profundamente ordenada.
El punto más sensible de la candidatura tokiota fue defendido directamente por el Primer Ministro, Shinzo Abe, quien abandonó antes de hora la cumbre del G-20 para hacerlo, la seguridad luego del accidente nuclear que sufrió la planta de Fukushima.
Abe fue directo: no ha habido ni habrá ningún riesgo nuclear sobre Tokio. La central nuclear está a algo más de 200 kilómetros al norte y el gobierno ha declarado que los derrames de agua contaminada de sustancias radioactivas está controlado. Observadores independientes han cuestionado esta afirmación, pero no han dicho que la capital del país esté en riesgo.
Tepco, la empresa dueña de esa central nuclear, generalmente con el apoyo del gobierno, ha dicho siempre que ese problema está controlado. Pero es evidente que no lo está tanto y que la central sigue manando agua radioactiva al mar, siempre de acuerdo a denuncias no oficiales.
Abe ofreció una inversión de casi 400 millones de dólares y en Japón han dicho que congelarán el suelo que está debajo de Fukushima para detener finalmente el problema. Eso fue suficiente para el COI.
Ahora, ¿cuánto puede trastornar la vida de una ciudad de 35 millones de habitantes si de pronto y por pocos días llegan unos cien mil más? Seguramente que mucho. Por eso, Tokio "encerrará" las olimpiadas en un círculo de ocho kilómetros de diámetro.
Dentro de este círculo habrán otros dos, para dividir las sedes del Tokio central y las de la vecina Odaiba, un conjunto de islas artficiales (construidas con basura), que son el territorio más o menos despejado que existe en las cercanías.
Para el doble veinte se espera a deportistas de 28 disciplinas, a directivos nacionales y a turistas en cantidades inimaginables, en esta que siempre será una aventura para la ciudad organizadora.
Quedo de ustedes, atentamente (este es el peor final de todos, sabrán disculpar).
El valor de la hospitalidad, eso significa la palabra que ha sido usada para el título de esta entrada y que, además, fue insistentemente repetida en la presentación de la candidatura de Tokio para convertirse en la sede de los Juegos de la XXXII Olimpiada.
Las otras ciudades candidatas, Madrid y Estambul, no pudieron superar la oferta de los tokiotas, que dejaron complacidos a los electores del Comité Olímpico Internacional (COI).
A pesar de unas incontenibles pataletas de la prensa española (era la tercera vez que Madrid se postulaba y fue la tercera vez que perdió) la votación a favor de la capital del Japón fue incontestable.
Como ha sido claro, el COI analiza aspectos deportivos y probablemente muchísimos extradeportivos. El recuerdo, todavía caliente, de las manifestaciones en Brasil, sede del próximo Campeonato Mundial de Fútbol, están claras y fueron lecciones bastante duras que aprender.
A pesar de que la COI declara que el espíritu olímpico es su única inspiración, existen factores económicos que son fundamentales y manifestaciones en las calles, muchedumbres con piedras en las manos que son cobijadas por bombas lacrimógenas y matizadas con balas de goma, no ayudan al espíritu y peor aún al negocio del deporte, menos ver niños pobres en las calles.
Japón ganó gracias a sí mismo. Es decir, se mostró tal como es, aunque bien envuelto en un traje occidental, para la sazón occidental.
Las razones expuestas son, la primera e innegable, la amabilidad: probablemente no tiene parangón en el mundo. Si bien los japoneses no son dados a grandes grupos de amigos que se abrazan en la calle y cantan en coro, hay amabilidad que se desborda siempre.
Es la ciudad más poblada del mundo y aún así es puntual. Se ha ofrecido un puntual cumplimiento del cronograma de preparación de las actividades. Y se cumplirá. El eslogan del transporte público es una actitud permanente: "A tiempo todo el tiempo".
Es una ciudad segura. En 2012 la policía de Tokio devolvió a sus legítimos dueños una suma superior a los treinta millones de dólares que se habían perdido o habían sido olvidados. El delito más común es intentar robar el dinero de las máquinas que venden bebidas.
Es una ciudad cosmopolita. Forma parte del trío de "las" ciudades del mundo junto con París y Nueva York, y en muchas cosas las supera. Todo lo que existe en el mundo también hay en Tokio. Todo.
Es la ciudad con el mayor PIB en el planeta. El COI había considerado que Tokio debía presentar garantías para una futura inversión de 4.380 millones de dólares en infraestructura, debe construir el 60% de instalaciones. En este momento ya tiene un fondo disponible de 4.500 millones de dólares.
Este es el diseño del estadio principal. |
De ahí en adelante los mensajes de la promoción incluyen lo que hace de este país una nación extraordinaria. La comida, la tecnología, la tradición, una ciudad futurista y superpoblada que, a pesar de ello, es profundamente ordenada.
El punto más sensible de la candidatura tokiota fue defendido directamente por el Primer Ministro, Shinzo Abe, quien abandonó antes de hora la cumbre del G-20 para hacerlo, la seguridad luego del accidente nuclear que sufrió la planta de Fukushima.
Abe fue directo: no ha habido ni habrá ningún riesgo nuclear sobre Tokio. La central nuclear está a algo más de 200 kilómetros al norte y el gobierno ha declarado que los derrames de agua contaminada de sustancias radioactivas está controlado. Observadores independientes han cuestionado esta afirmación, pero no han dicho que la capital del país esté en riesgo.
Tepco, la empresa dueña de esa central nuclear, generalmente con el apoyo del gobierno, ha dicho siempre que ese problema está controlado. Pero es evidente que no lo está tanto y que la central sigue manando agua radioactiva al mar, siempre de acuerdo a denuncias no oficiales.
Abe ofreció una inversión de casi 400 millones de dólares y en Japón han dicho que congelarán el suelo que está debajo de Fukushima para detener finalmente el problema. Eso fue suficiente para el COI.
Ahora, ¿cuánto puede trastornar la vida de una ciudad de 35 millones de habitantes si de pronto y por pocos días llegan unos cien mil más? Seguramente que mucho. Por eso, Tokio "encerrará" las olimpiadas en un círculo de ocho kilómetros de diámetro.
Dentro de este círculo habrán otros dos, para dividir las sedes del Tokio central y las de la vecina Odaiba, un conjunto de islas artficiales (construidas con basura), que son el territorio más o menos despejado que existe en las cercanías.
Para el doble veinte se espera a deportistas de 28 disciplinas, a directivos nacionales y a turistas en cantidades inimaginables, en esta que siempre será una aventura para la ciudad organizadora.
Quedo de ustedes, atentamente (este es el peor final de todos, sabrán disculpar).
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