El pozo sin fondo
Buenas con todos, me da gusto saludarles.
Como sucede siempre con el imperio de lo mediático, que es
lo mismo que decir el imperio de lo urgente que aplasta a lo importante, quien
escuche hablar de Fukushima enseguida hace un juicio de valor como este: “Es el
colmo que el gobierno del Japón mantenga todavía generadores nucleares.
Deberían cerrarlos todos”.
Ese será el típico comentario publicado en Face Book por
algún “comprometido” de las redes sociales (que es lo mismo que decir un
“responsable de cartón”).
Es cierto que la energía nuclear en Japón ha provocado una
crisis de rompesesos, además de las otras que ya son conocidas; mejor dicho, la
falta de generación eléctrica de origen nuclear es la que tiene a las
autoridades cayendo constantemente en un pozo sin fondo: “¿Y ahora, cómo
satisfacemos la demanda de energía?”
Lo de Fukushima fue la suma de todos los males. Estoy seguro
que ningún país, ninguna empresa de generación de electricidad y ninguna planta
nuclear del mundo está preparada para enfrentar dos fenómenos naturales, que se
produjeron con una magnitud aterradora. De manera que para rasgarse las
vestiduras primero habrá que ver la realidad exacta; o su mayor aproximación.
Hasta donde he podido investigar, la planta nuclear de
Fukushima tiene un sistema de enfriamiento eléctrico, la electricidad la
obtiene de la misma planta. Cuando hubo el terremoto (8,9 grados de magnitud)
se fue la luz y se encendió inmediatamente el sistema alterno, una planta a
diesel.
Luego vino el tsunami, con olas de 40 metros y se llevó el
generador térmico, lo cual dejó el sistema de enfriamiento a cargo de un
sistema de baterías. Pero el tiempo de vida de ese sistema es limitado así es
que en un momento dejó de enfriar.
En medio de todo esto, hubo ya fugas de radiación y se
evacuó a todo el mundo. Evidentemente ningún superhéroe estaba dispuesto a
freírse entrando a la planta para trata de detener… El desastre no se podía
detener ya.
El gobierno, a pesar de que los generadores nucleares no le
pertenecen, ordenó que se apaguen las 50 plantas y se sometan a un proceso de
evaluación de seguridad pero, sobre todo, de resistencia a fenómenos naturales.
Es que claro que Japón tiembla y tiembla siempre, de manera que, por descarte,
todas las construcciones tiene elementos antisísmicos, pero con cierto límite.
Fukushima se suma a los desastres nucleares de Chernobyl (Rusia), Three Mile
Island (EE.UU.), sin contar con todos los lanzamientos de bombas nucleares que
hicieron los países desarrollados para probar las armas, en el Pacífico sur.
Entonces comienza el rompesesos. Japón consume 7 veces más
energía eléctrica que Ecuador, mi tierra natal (7.819 de kw/h per cápita vs. 1.115
de kw/h per cápita ). La mayoría de esa energía es usada por la industria
pesada, luego las industrias más ligeras y más allá el consumo doméstico.
La energía es una de las principales materias primas que ha
usado el Japón para convertirse en la tercera economía más grande del mundo y
no ha cejado en desarrollar sistemas de uso eficiente de la electricidad.
En cuanto
a la generación, la primera fuente es el petróleo, luego la nuclear, le sigue
la hidroeléctrica, el carbón y energías alternativas. El petróleo lo compra, no
lo produce; casi todos los ríos capaces de mover una turbina de generación
eléctrica se usan: a pesar de ser un país montañoso, las cordilleras no son lo
suficientemente altas; el carbón lo importa, básicamente de Australia. Por ahí
todo está saturado. El Japón es el tercer productor mundial de energía
eléctrica del mundo y se la consume toda.
Planta nuclear de Oi, al sur de Japón |
Quedan las energías alternativas. En una reciente decisión,
el gobierno emitió una ley en la que se obliga a las compañías eléctricas a
comprar a precio fijo electricidad producida por generadores solares, eólicos y
geotérmicos. Esto significará que un usuario normal deberá pagar USD 1,40 más
de su cartilla mensual por la energía alternativa –y más cara- que se debe
incorporar a su consumo.
Por otro lado, grandes compañías japonesas han creado
divisiones para profundizar los estudios sobre energías renovables y más
seguras. Kyocera, empresa que fabrica componentes electrónicos, y otra compañía
que hace máquinas, destinarán 310 millones de dólares para construir una
central solar que dará suficiente energía eléctrica a 22.000 hogares.
La ley gubernamental y los esfuerzos empresariales coinciden
con la autorización para el reinicio de operaciones de tres reactores
nucleares, para satisfacer la creciente demanda que se origina en el verano.
Ahora, ¿cuál es la mejor energía? y además, ¿cuánta plata
hay para cubrir el consumo nacional? Si en el mundo hay 440 reactores nucleares
y 3 se han accidentado parecería que es un sistema bastante seguro. El problema
es que cuando se dañan provocan crisis altamente destructivas y por eso las
protestas mundiales.
El petróleo es, de por sí, una energía sucia, contaminante,
destructora del medioambiente. El carbón va por ahí, su producción genera daños
ambientales. La hidroelectricidad parece hasta ahora la mejor, aunque para los
medioambientalistas radicales también hay daños contra la naturaleza y se las
debería prohibir.
Finalmente, estamos a décadas de que las energías limpias y
alternativas (solar, eólica, geotérmica, biomasa) reemplacen por completo a
estas otras tradicionales y llenas de defectos. Y las necesidades son para hoy,
de manera que tampoco me parece sensato oponerse a todo sin dar una solución
inmediata.
Siempre defenderé la teoría de que el problema del mundo no
es producir todo lo que se necesita para el consumo, sino consumir lo que
verdaderamente se necesita, así la Tierra tendrá menos presión. Pero, por
ahora, todo parece ser un pozo sin fondo.
Para la próxima les ofrezco un tema menos deprimente.
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